Provoleta. |
Por otro lado hay establecimientos, que no dejan de ser restaurantes, en los que la cocina no tiene excesivo protagonismo y se dedican a servir comida. El caso del Balcón de San Juan es más parecido a este segundo tipo de locales. La creación culinaria ha dado paso al servicio de platos donde la materia prima, o semielaborada es servida de manera casi intacta. Y es que, si un dulce hecho a base de chirimoya, no puede mejorar a la chirimoya. ¿Para qué perder el tiempo?
Ensalada "Pecado". |
Al ver la carta nos damos cuenta trabajan una cocina muy sencilla. Aquí los platos estrella son las tablas de patés, las de quesos, queso fundido, queso rebozado y sin olvidar las ensaladas, que también tienen muy buena pinta. Empezamos pidiendo unas sartenes de chorizo y unas provoletas. Entiendo que lo hicieron por servir lo más rápido posible, pero tanto al queso provolone como a los chorizos no les hubiera venido nada mal estar más tiempo al fuego. La provoleta es un queso asado que se debe servir fundido. Si no le das el calor suficiente para fundirlo, dejas el plato a medio. Lo sirvieron acompañado de tomate rallado y un poco de eneldo. Por su parte, los chorizos no tomaron color y lo que es peor, no llegaron a soltar esa grasa que tanto gusta sopar y tanto colesterol nos aporta. Las sartenes de los chorizos estaban casi inmaculadas, no teníamos donde sopar. Además habrían rematado la faena si a la vez que se dan prisa con los entrantes, lo hubieran hecho también con los cubiertos ya que dejaron los platos pero no teníamos con que comerlos.
Probamos también sus ensaladas, que como he dicho, parecían interesantes. La ensalada Pecado, con endivias, roquefort, nueces y lechugas variadas estaba más suave de lo esperado. La de queso de cabra a la plancha y semillas muy completa y la de jamón y piña que creo que fue, junto a los chorizos, el único plato que no llevaba queso. Para finalizar la cena pedimos unas hamburguesas. Probamos la de roquefort, la de queso de cabra y la de pimienta verde. Que nadie espere encontrar aquí hamburguesas de carne de buey de Kobe o de Angus. Hamburguesas normales, alguien comentó que parecían compradas así en algún supermercado de la zona, acompañadas de las distintas salsas. En la de pimienta verde, la cantidad de pimienta verde que ponen es algo más que excesiva. Se hace tan difícil de comer, que tenemos que quitar casi toda la salsa. No es agradable comer una hamburguesa masticando las pimientas. Esa salsa bañando un solomillo es otra cosa, podemos tomarlas o no. En la hamburguesa eran inevitable. Las trajeron servidas en el pan de semillas de sésamo tan característico de las hamburguesas de franquicia y sin ningún tipo de acompañamiento, totalmente viudas. A pesar de todo esto, nos gustan, y más si las regamos con La Malkerida, 100% bobal.
Coulant de chocolate. |
Terminamos con unos cafés y unos chupitos mientras esperábamos la cuenta. No fue nada caro, salimos por unos veinte euros por cabeza.
Sintetizando un poco, el servicio quizás era escaso para todas las mesas que tenían en la terraza. Un solo camarero, ayudado puntualmente por su compañero tenía que desdoblarse para atender a los clientes. La cadencia en el servicio de los platos no fue demasiado lenta, pero si se notó en otros detalles como podía ser el tiempo en reponer el pan o las bebidas. Un detalle que no gustó fue que trajeran los refrescos ya servidos de dentro. Claro que para los tiempos que corren, los ajustes son muy necesarios si se quiere ser competitivo, que el mercado, aunque algunos no lo vean, está muy difícil.
El Balcón de San Juan está en la Plaza de San Juan número 5 y si queremos reservar, tenemos que llamar al número de teléfono 618086873, aunque si es a la hora de comer hay que tener en cuenta que solamente abren a mediodía a partir de los viernes.