Tataki de Atún.. |
También
decía Robert Gascoyne-Cecil que existían otros grandes países cuyo enorme poder
aumenta de año en año, aumentando el poder de su organización. Y aunque todavía
es pronto para comparar a Guerra y Paz con este último grupo, y más en estos
tiempos que corren, el encuentro que tuvimos con Javier Tornel, su jefe de
cocina, nos hizo creer que con su filosofía de trabajo y la claridad de ideas
que tiene, le costará, pero puede llegar a convertirse en uno de los
restaurantes referencia de Murcia como lo fue antaño el restaurante que ocupaba
su local.
Castañetas. |
Cocina
vanguardista de cocciones a baja temperatura o al vacío, sin olvidar la calidad
de la materia prima, Guerra y Paz, nos presenta un menú que comienza con la milhojas
con manzana y queso de cabra, una creación de Alex Montiel que popularizó Martín Berasategui. El
toque del chef está en añadir carne de membrillo y fruta de la pasión. Una
armoniosa combinación, graso, acido, dulce rematada con unas tostas ligeramente
anisadas. Seguimos con unos gnochi caseros
a los que añaden una salsa de foie y pistachos. ¿Demasiado foie?- Yo creo
que nunca es suficiente, aunque siempre se puede optar por el salmorejo de
ciruelas o la crema de lentejas, morcilla y manitas crujientes. Los platos
estaban siendo maridados con Viña Betola, un vino blanco jumillano. Continuamos
con un Tataki de atún presentado sobre unos originales platos que asemejaban
unas piedras en el fondo marino. El atún viene sazonado con un polvo de
aceitunas y un yogur de aceite de oliva. Una vez más, vuelve a primar la
materia prima.
La
buena conversación gastronómica, y un entorno casi milenario junto a los ricos
platos servidos hacen que vayan trascurriendo la velada casi sin enterarnos. ¡La paz está venciendo! ¿Vendrán tiempos de
guerra?
Revuelto de setas, manzana, ajos tiernos y habitas. |
Sirvieron
de postre las natillas de galleta y turrón. El sabor de esa crema me gusta bastante.
El turrón me gusta bastante. Muy recomendable para quienes disfrutamos de este
postre. Cuando estábamos terminando los postres, se sentó con nosotros Javier
Tornel, que aprovechó para explicarnos su ilusionante proyecto, y a quien pudimos
hacer cuantas dudas tuvimos. En precio de esta cena rondaba los 21 euros, un
precio bastante razonable para la calidad y cantidad de comida servida. He de
hacer especial hincapié en la carta de vinos, pues oferta una amplia selección a
precios nada desorbitados. Quizás algo más bajos, si cabe, que la media.
Puede que como dijo al finalizar el propio cocinero sobre la sugestión creada gracias a una serie de factores favorables que hacen que se valore positivamente un servicio, como la cadencia de los platos, la atención recibida, la música… o simplemente pasen desapercibidos otros que en distintas circunstancias podríamos tachar de negativos, como raciones quizás escasas, pero lo cierto es que el restaurante que puede llegar a controlar estos factores, tiene ya más de la mitad del trabajo hecho. Y esa noche en Guerra y Paz consiguieron que estuviéramos totalmente sugestionados. Cosa que es de agradecer y valorar. Otro factor a tener en cuenta es el acierto a la hora de elegir lo que vamos a consumir. Es relativamente normal salir descontentos de un local simplemente porque nos hemos equivocado a la hora de pedir. Para reducir este riesgo suele ser recomendable dejarse asesorar por el servicio.
En
conclusión y cerrando la entrada, aunque esta es una opinión totalmente
subjetiva, como todas, recomiendo visitar GyP para poder disfrutar de todas
esas tapas atractivas que tienen. A mí aún me quedan varias por probar. Montadito de buey. |
Puede que como dijo al finalizar el propio cocinero sobre la sugestión creada gracias a una serie de factores favorables que hacen que se valore positivamente un servicio, como la cadencia de los platos, la atención recibida, la música… o simplemente pasen desapercibidos otros que en distintas circunstancias podríamos tachar de negativos, como raciones quizás escasas, pero lo cierto es que el restaurante que puede llegar a controlar estos factores, tiene ya más de la mitad del trabajo hecho. Y esa noche en Guerra y Paz consiguieron que estuviéramos totalmente sugestionados. Cosa que es de agradecer y valorar. Otro factor a tener en cuenta es el acierto a la hora de elegir lo que vamos a consumir. Es relativamente normal salir descontentos de un local simplemente porque nos hemos equivocado a la hora de pedir. Para reducir este riesgo suele ser recomendable dejarse asesorar por el servicio.
1 comentario:
No nos ha gustado nada de nada...ni el trato (camarero vasco impertinente que se ríe por cosas que no vienen a cuento), ni la comida. Por ejemplo, Las bravas son como 7 u 8 patatas fritas congeladas con 2 salsas al lado, por eso cobran 5,5 euros.
Y por otro lado, La Carrillda está espantosa.
no vuelvo jamás.
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