Profiteroles de salmorejo de sardina. |
Que la gastronomía está
de moda es algo que ya a nadie sorprende. Como si de El Rey Midas se tratara,
todo lo relacionado con ella, sobre todo a nivel televisivo, está tocado por la
varita mágica del éxito. Los bares y tascas tradicionales han sido sustituidos.
Ahora cenamos en gastrobares, taperías, y los bistrós se han multiplicado.
Gracias a estos programas televisivos nos hemos familiarizado con la
gastronomía molecular y no nos son desconocidos términos como el alginato, esferificación
o liofilización. Vemos como los concursantes, y cocineros estrella, y
estrellados de estos programas hacen recetas donde los sabores ceden
protagonismo frente a la presentación, o las texturas. Hoy triunfa una cocina espectáculo
que no suele dejar indiferente a ningún espectador. Pero, ¿realmente estamos
preparados para consumir este tipo de comida o solamente la valoramos por
televisión? No han sido pocos los restaurantes que han abierto en nuestra
región siguiendo esta filosofía de cocina y su éxito ha sido más bien efímero. También
ha habido muchos locales y cocineros que
han introducido novedades en sus cartas, pero el mercado, que, por desgracia,
suele ser “justo”, ha rechazado, con contadas excepciones, esta oferta por la
falta de demanda. Por eso, cada vez que abre, o nos enteramos que existe un local
que ofrece esta filosofía de cocina que fusiona tradición con vanguardia, lo
ponemos en nuestra lista de “por visitar”, y en ocasiones, hasta lo hacemos.
Lasaña de espinacas y calabacín. |
La oferta gastronómica
es bastante atractiva, desde nuestro punto de vista, con entrantes como las croquetas
hechas con leche de cabra, sushi variado,
el canelón de pavo con turrón y salsa de
Mirinda o los ceviches. ¡Que bien suena eso del pavo con turrón! Nosotros
empezamos con unos deliciosos profiteroles de salmorejo de sardina con gel de
aceituna negra y aceite de albahaca. Mucho nombre para tan poco profiterol,
aunque al fin y al cabo es el aperitivo. Buen comienzo, aunque a mí me daban
dos. La ensalada que tomamos, fue un mézclum de lechugas con peta-zeta, frutos
secos y un aliño de frutos del bosque. Y abusando de los vegetales, en la
sección huerta, probamos una original falsa lasaña de espinacas y calabacín con
pasas y frutos secos, cubierta con queso y acompañada de vinagre de Módena. También
comimos un pedacito de mar en forma de bacalao en tempura de Coca-Cola, porque
ellos lo dicen, mi paladar no da para tanto, con un intenso cremoso de percebe.
Intenso en sabor, color y sobre todo olor a mar. Dejamos en el tintero, para la próxima ocasión
el sándwich de
cochinillo al horno con patatas al tostón, el rabo de toro y milhojas de arroz
o la alcachofa confitada rellena de cabrito y crema de queso al vino de Jumilla.
Saliéndonos de los parámetros establecidos, también pedimos unos huevos rotos
con ibérico. Para estos entrantes nos ofrecieron, de fuera de la carta, un vino
blanco ecológico hecho por alumnos de la
Escuela de Agrónomos de la Universidad Politécnica de Cartagena, elaborado a
partir de la uva meseguera, una variedad autóctona de Cartagena que está en
proceso de recuperación.
Tempura de bacalao con cremoso de percebe. |
El plato principal
fue un arroz, pero no uno cualquiera. El menú del día ofertaba o bien una paella
rosa de langostinos, que sonaba original, o la de carrillera al oporto, que
tampoco es muy común. Como ya habíamos tomado huerta y probado el mar, nos
decidimos por probar el de carrillera para saborear el campo. Y a decir verdad,
salimos todos contentos. Bueno, contentos pero dejándonos sin haber probado
muchos otros como el tataki de atún rojo macerado en soja y Miel con
Yogur de wasabi, el carpaccio de Pato, espuma de tomate, brotes y parmesano, la
ternera con frutas y albariño o el bacalao con una ola de mar que ya probamos
en el restaurante De Gusto y Punto cuando aún contaban con la presencia de Juan
Luis Buitrago en la cocina. Y es que, no son pocas las semejanzas que Tout Chef
tiene con el restaurante de la calle Vinadel.
Red Velvet. |
En los
postres también coinciden con algunos de los que ya probamos en De Gusto, como
el cóctel San Francisco llevado al plato. Pero sin duda, el postre estrella es
la Pantera Rosa con cremoso de horchata. Nosotros probamos, de fuera de la
carta, el bizcocho de terciopelo rojo (red
velvet) con una espuma de arroz con leche, que, aunque estaba rico, seguramente
deberíamos haber probado la Pantera Rosa. Cerramos con los cafés y con la tarde
invernal que se avecinaba, el cuerpo pedía un estupendo asiático. El precio,
con cafés, bebidas y algún que otro plato que pedimos de fuera del menú, rondó
los 25 euros por cabeza. Un precio muy interesante, no solamente por la calidad
y originalidad de lo comido. También disfrutamos de un trato correcto y amable por
parte del servicio, con cambios continuos de cubertería y vajilla para evitar
la mezcla de sabores y disfrutar plenamente de cada plato servido. Una oferta
gastronómica a tener en cuenta, porque no solo del centro vive el hombre.
Tout Chef Gastrobar.
C/ Salceda, 24. - Las Torres de Cotillas.
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