Como si de un puesto de mercado de barrio se
tratara, en la pescadería observamos y elegimos lo que queremos comer a posteriori, variedad, ya sea pescado o marisco, y
la cantidad que queremos. La variedad es bastante amplia, cigalas, letones,
pulpo, sepia, quisquillas… aunque, nuestra experiencia, no sé si será casualidad,
nos dice que el día que mejor servidos están es el sábado. El segundo paso,
tras pagar nuestra compra, es entregar la mercancía a uno de los camareros de
la cervecería, en la que ya habíamos reservado mesa, y le indicamos como queremos
que los preparen, o nos dejamos asesorar, a la vez que pedimos una cerveza para
ir haciendo tiempo.
La pescadería es independiente,
como ya hemos dicho, por lo que si queremos comprar unas almejas, unos
mejillones, unas cuantas cigalas y unos salmonetes para rematar, y llevarlo a
casa para darnos un homenaje como Dios manda, estamos en nuestro pleno derecho.
Pero como el blog va de restaurantes, sigamos el protocolo y lleguemos hasta
los chupitos.
Nos habíamos quedado tomándonos
una cerveza en la terraza abarrotada de gente, disfrutando de una inusitada
temperatura primaveral, mientras esperábamos a que nos cocinaran el pescado. La
preparación lleva su tiempo, por lo que es aconsejable no monopolizar en la
pescadería. Sin embargo, las veces que hemos ido, la verdad es que no nos
salimos de lo tradicional, y aunque el 80 por ciento de lo pedido venía de la
pescadería, mientras esperábamos, probamos su ensaladilla rusa con huevas de
trucha, pedimos un tomate partido acompañado de bonito, boquerones en vinagre, guindillas,
olivas aliñadas, pepinillos. Y como no, un plato de hueva y mojama con
almendras. Todo lo demás, coquinas, boquerones, que nos hicieron ligeramente
enharinados, mejillones al vapor, cigalas, quisquillas, pulpo al horno, calamar
a la plancha y atún de ijada venía de la pescadería. Todo regado con Paco &
Lola, un fresquito Albariño de las Rías Baixas.
Para aquel que no disfruta
comiendo marisco y el pescado le parece soso, rara avis, en la cervecería,
además de la amplia opción de tapas, mojete, croquetas varias, huevos rotos…,
la variedad de carnes rojas es más que suficiente, entrecot, solomillo,
chuletón. Sin olvidar la carrillera, el rabo de toro a la cordobesa o las
chapinas de cabrito. Producto fresco y de calidad que se convierte en una buena
alternativa.
La oferta de postres caseros es amplia. Milhojas, paparajotes, tarta de la abuela y de queso, incluso se atreven con la leche frita, aunque el resultado no llega a ser brillante. Pero, después del homenaje que nos acabábamos de brindar. ¿Quién necesitaba endulzarse? Un buen café y un digestivo cerraron una buena comida. Un último consejo gratuito. Es conveniente ir pronto por varios motivos. En la pescadería se puede ir agotando el género. Además, si llegamos al tiempo que llega todo el mundo, la cadencia del servicio puede ralentizarse más de lo conveniente. Llegar a una hora temprana nos ahorrará pequeñas desilusiones.
En conclusión, el producto es muy bueno y el precio, sin ser barato, que no lo es, bastante más asequible que cualquier otro restaurante especializado en pescado o marisco. Como anuncian en su web: Come como un capitán, bebe como un marinero. En la cuenta de la cervecería, junto a las tapas del principio, postres, bebidas y cafés, encontramos un plus de entre 4 y 5 euros por plato de la pescadería cocinado. Es el precio del servicio y la cocina. Lo dijimos al principio. Siameses, unidos pero independientes. Aun así, un precio bastante atractivo para lo comido. En su primer año de existencia, es ya una buena opción para los días de marisqueo.
Cervecería El Amarre.
Pl. Mayor
1. Murcia
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